¿Paladar Negro se nace o se hace?

Así como los sofistas criticaban a Sócrates y a Platón porque renegaban del aprendizaje de la virtud política, ahora se presenta un conflicto a resolver en los próximos siglos: ¿Se puede aprender a ser "Paladar Negro" o definitivamente, uno es como es y no hay posibilidad de cambio? Para aquellos atrevidos, algunas instrucciones sobre como actúa un Paladar Negro.

Instrucciones para la hora de acostarse

Arroje el hilo dental al inodoro y mirese al espejo. Prometa volver al gimnasio.
Saquese el calzado y dejelo debajo de la cama. Desista por la programación televisiva y ponga un disco de Charlie Parker. Pongase cómodo. Saque debajo de la almohada esa remera fetiche, desteñida y agujereada que usa todas las noches. Tome el despertador y adelante 20 minutos a la hora oficial. Si gusta prender el ventilador en época invernal, adelante: no se detenga. Cúbrase con frazada y saque los pies por fuera del cubrecama. Busque la mejor ubicación, el mejor doblez de la sábana. Cerciórese que no existe otra mejor. Disfrute la frialdad aparente de las mantas y cómo comienzan a entibiarse. Abrace a su pareja. Eche mano a su mesita de luz y desafíe a la oscuridad. No piense. No piense en nada. Suspire y cierre los ojos. Sienta el frío de la noche a través de la ventana y goce con los arrumacos que le prodiga su buena fortuna. Cuente ovejas, si quiere. De vuelta el disco de Parker y busque complicidad en la comisura de los labios de su amada. Desvistase. No piense. No piense. Sienta. Viva. Sueñe.